Señales de comportamiento que indican que tu gato podría tener problemas renales (y que pasan desapercibidas)

Problemas renales. No hacen ruido, no dan señales de alerta obvias y, en los gatos, las señales de que algo anda mal suelen aparecer demasiado tarde.
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Recientemente, se ha convertido en una de las principales causas de muerte en felinos domésticos; sin embargo, muchos dueños solo se dan cuenta de que algo anda mal cuando los síntomas ya son graves. Por eso es tan importante comprender los comportamientos que indican este riesgo.
Los problemas renales en los gatos no aparecen de la noche a la mañana. Se desarrollan lentamente y los primeros signos suelen ser sutiles, pero constantes.
¿Tu gato ha estado bebiendo más agua? ¿Orina fuera de la caja de arena? ¿Duerme más de lo habitual o parece desconectado de su entorno? Estas podrían ser señales tempranas de que algo no va bien.
Y cuando aprendes a reconocer estos comportamientos de forma temprana, aumentas enormemente tus posibilidades de tratamiento y de mejorar tu calidad de vida.
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Cambios en los hábitos de micción
Los gatos son discretos, pero su orina puede revelar información importante. Uno de los primeros signos de problemas renales es un cambio en la frecuencia o el volumen de la orina.
Si notas que la caja de arena está más húmeda de lo habitual o que orina fuera del área correcta, presta atención.
También es común que los gatos intenten orinar con más frecuencia, pero solo en pequeñas cantidades. Esto se debe a que los riñones empiezan a filtrar la sangre de forma deficiente, acumulando toxinas y alterando el equilibrio hídrico del cuerpo.
Si estos cambios aparecen gradualmente, muchos propietarios ni siquiera los notan: y ahí es donde radica el peligro.
Sede inusual
Un gato que empieza a beber agua constantemente podría estar pidiendo ayuda sin palabras. La polidipsia (aumento de la sed) es un comportamiento clásico en felinos con disfunción renal.
A medida que el cuerpo intenta eliminar toxinas a través de la orina, la pérdida de líquidos es mayor y el gato siente la necesidad de hidratarse más.
Un promedio saludable es de unos 50 ml de agua por kilogramo de peso corporal al día. Si su gato de 4 kg vacía su bebedero varias veces al día, debe tomarse en serio este consumo excesivo de agua.
Es uno de esos comportamientos que parecen inofensivos, pero que revelan el esfuerzo del cuerpo por equilibrarse.
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Pérdida de apetito y pérdida progresiva de peso
Otra señal silenciosa y peligrosa es la pérdida de peso, incluso si el gato sigue comiendo algo.
Cuando los riñones fallan, la acumulación de toxinas en la sangre afecta el gusto, el apetito y el metabolismo. Gradualmente, la persona come menos, rechaza alimentos que antes le gustaban y adelgaza cada vez más, sin razón aparente.
Esta pérdida de peso puede confundirse con quisquillosidad o “irritabilidad”, pero es una señal de advertencia.
En una encuesta del Royal Veterinary College, más de 601.000 gatos con enfermedad renal experimentaron pérdida de peso en las semanas previas al diagnóstico. El cambio es lento, pero el impacto es profundo.
Letargo y cambio de comportamiento
¿Tu gato está menos activo? ¿Duerme más, evita jugar y parece menos interesado en la rutina del hogar? Estos cambios de comportamiento también pueden tener una causa física.
Cuando los riñones fallan, la acumulación de urea en la sangre afecta el funcionamiento del sistema nervioso, causando fatiga, confusión e incluso depresión.
Es como si el gato estuviera presente, pero no conectado. Se aleja de los humanos, deja de buscar afecto y a menudo se aísla.
A veces este tipo de cambio se interpreta como vejez, pero puede ser señal de algo tratable si se detecta a tiempo.
Mal aliento y lamido excesivo
¿Ha cambiado el aliento de tu gato? ¿Es más fuerte, con olor a amoníaco o a algo metálico? Esto podría ser un signo de acumulación de urea en la sangre, una consecuencia directa de problemas renales.
Junto con esto, algunos gatos comienzan a lamer partes específicas de su cuerpo con una frecuencia exagerada, tratando de lidiar con el malestar interno.
Es como si el cuerpo intentara eliminar algo tóxico de adentro hacia afuera. La lengua se convierte en una válvula de escape para el malestar que el gato no puede explicar.
Puede parecer un comportamiento compulsivo o ansiedad, pero a menudo está relacionado con insuficiencia renal.
Analogías felinas: cuando la caja de arena se convierte en un termómetro
Imagina la caja de arena como el tablero de tu coche. Si algo cambia ahí (frecuencia, color, volumen), es como una luz de advertencia que parpadea en el tablero de tu gato.
Los gatos utilizan la orina como una forma indirecta de mostrar lo que sucede en su interior.
Ignorar estos cambios es como tapar el velocímetro mientras conduces a toda velocidad por la autopista: no te darás cuenta de que has superado el límite hasta que sea demasiado tarde.
Dos ejemplos que muchos tutores ignoran
Un caso común es el de un gato que de repente comienza a dormir en lugares inusuales y fríos, como el suelo del baño o dentro de la cabina de ducha.
Puede que esto parezca solo una cuestión de hábitos, pero es una señal clásica de malestar interno. Otro ejemplo: ese gato que siempre fue sociable y ahora evita que lo carguen. No es un rasgo de personalidad; podría ser dolor o fatiga.
Prevención y seguimiento
La mejor manera de prevenir problemas renales es con revisiones veterinarias frecuentes, análisis de sangre y orina anuales (o semestrales en gatos mayores) y una nutrición adecuada.
Los gatos que comen comida seca deben tener acceso constante a agua fresca o comida húmeda para mantener sus riñones funcionando bien.
Evite la automedicación y nunca administre antiinflamatorios ni analgésicos sin receta. Los riñones felinos son extremadamente sensibles a los medicamentos, y una simple dosis incorrecta puede acelerar un proceso que, de otro modo, tardaría años en desarrollarse.
Conclusión
Los problemas renales en gatos son una afección grave, pero no invisible. Presentan síntomas. El reto reside en reconocerlos cuando aún hay tiempo para actuar.
Comportamientos como beber mucha agua, orinar más de lo habitual, perder peso y parecer "desconectado" no deben ignorarse: pueden ser la única forma que tiene tu gato de pedir ayuda.
Tú conoces a tu gato mejor que nadie. Si algo ha cambiado y parece extraño, confía en tu instinto y busca consejo profesional.
Identificar el problema a tiempo marca la diferencia en el tratamiento y la calidad de vida. Después de todo, cuando se trata de la salud felina, el silencio puede ser la mejor señal de socorro.
Preguntas sobre problemas renales en gatos
¿Cómo sé si mi gato tiene problemas renales incluso sin un examen?
Lo ideal es confirmarlo con pruebas, pero signos como sed excesiva, micción excesiva y apatía son indicadores importantes.
¿Los gatos jóvenes también pueden padecer enfermedad renal?
Sí, aunque es más común en gatos mayores, la afección puede afectar a felinos de cualquier edad.
¿Qué hacer cuando notas síntomas?
Lleve a su gato al veterinario lo antes posible. Cuanto antes se diagnostique, mayores serán las posibilidades de estabilizar la afección.
¿Existe cura para los problemas renales en los gatos?
No exactamente, pero sí hay control. Con una dieta y un seguimiento adecuados, muchos gatos viven bien durante años.
¿La comida húmeda ayuda con la prevención?
Sí. La comida húmeda aumenta la ingesta de agua, reduciendo la tensión en los riñones.